EL ARTÍCULO CIENTÍFICO*

I. El artículo científico como forma de investigación




En la etapa de formación académica, hemos escrito una diversidad de textos que representaron nuestras ideas, conocimientos y opiniones. Pocos de ellos nos exigieron ir más allá de nuestro caudal de información y experiencia. Luego, en el ejercicio profesional, nos encontramos constantemente frente a la necesidad de ampliar nuestro conocimiento, nuestra visión u  horizonte; sobre todo cuando detectamos la posibilidad de explorar una idea, de probar algún criterio, de resolver cierto problema, de poseer más información o cuando requerimos elaborar argumentos sólidos que vengan en nuestra ayuda. cuando la dificultad parece insuperable, nos vemos en la necesidad de investigar, de utilizar nuestros materiales y de ir más allá de nuestros iniciales recursos personales. los resultados de dicho procesos de investigación se presentan en una tesis, una monografía, un informe o un artículo científico. Cualquiera de estos textos presenta la estructura y las conclusiones de este proceso de indagación y de búsqueda de nuevos conocimientos.

Un artículo científico generalmente se fundamenta en una investigación de primer o de segundo orden, o en una combinación de las dos. Una investigación de primer orden se basa en observaciones directas y fuentes de primera mano, cuyo análisis y explicación va más allá del experimento en el laboratorio. Una investigación de segundo orden consiste en el examen de otras investigaciones realizadas sobre determinado tema o problema, conduce a establecer el estado de la cuestión y en muchos casos permite conjeturar posibles rutas para el trabajo futuro.

En una u otra alternativa, el trabajo intelectual que supone la investigación exige necesariamente la lectura y el procesamiento crítico de la bibliografía especializada, con cuya información de base se tienen que dialogar a efectos de validar nuestra perspectiva científica. este proceso se incluye dentro de una perspectiva mayor que atañe al desarrollo de la ciencia y a la lógica de las revoluciones científicas. En los últimos años es cada vez más evidente para los investigadores, en diversos campos disciplinares, que estamos en medio de un cambio en nuestro paradigma de ciencia.

Quizá una de las ideas-fuerza que adquiere día a día mayor consenso tiene que ver con nuestra concepción del conocimiento científico: el discurso científico no difiere necesariamente de otras creencias culturales, ni por algún procedimiento fundamentalista sui generis, ni por su "lógica", pues no existe un "lugar"  lógico privilegiado y tampoco una supuesta "verificabilidad observacional", dado que no hay algo así como un observador omnisciente. En otras palabras, no se pueden postular "verdades evidentes" colocadas esencial o axiomáticamente en el comienzo de todas nuestras creencias discursivas.

Dicho específicamente, la noción de verdad no se encuentra al comienzo del discurso científico, es más bien un resultado ("efecto significativo") que emerge cuando remitimos condicionalmente nuestras creencias hipotéticas hacia otras creencias que las validan o invalidan, las refuerzan o las debilitan. Su "prueba" consiste en una semiosis o, si se quiere, es el resultado de su transacción simbólica con un tercero interpretante. La "verdad científica" es siempre resultado de una obra comunitaria de disputas y consensos históricos circunstanciales y no una intuición o evidencia pura de alguna mente individual o trascendental aislada o descontextualizada. es siempre un acuerdo parcial sobre afirmaciones abstractas, precisamente en virtud de su inexactitud teórica y práctica, siempre perfectible.

Esto nos hace comprender, como al resto de la comunidad académica mundial, hoy sumamente preocupada e interesada en el desarrollo de la investigación en la universidad, que la elaboración de artículos científicos constituye el elemento nuclear de la dinámica intersubjetiva que sustenta la actividad cognoscitiva de la ciencia. en ese sentido hay que abordar la propia forma discursiva del artículo científico como una manera esencial de hacer investigación en el terreno académico de nuestra universidad.

1.Bases del artículo científico: la investigación científica
Esto es más evidente aún en el contexto de nuestras universidades y en la mayoría de sus campos disciplinares. La investigación científica en muchas especialidades viene a ser más un deseo que una realidad. Las razones principales son: las limitaciones de los recursos económicos. la carencia de tiempo por al tareas de sobrevivencia ,material - que lleva a muchos profesionales a sobrecargar sus labores -, y la inexistencia de una comunidad científica que incentive el diálogo y el debate de las propuestas. Por los mismo, construir una colectividad de interlocutores que convaliden las iniciativas de la investigación es tarea prioritaria si realmente deseamos avanzar en el objetivo de hacer ciencia en nuestra universidad.


Desde ese ángulo, el asumir la elaboración de un artículo científico implica - más allá de los intereses individuales-, el proponer un debate con un entorno de interlocutores, indispensable para cualquier desarrollo en el conocimiento. Tomar conciencia de este rasgo deviene esencial, pues sólo si lo publicado se asume como una propuesta podrá generar respuestas. Es necesario desterrar cierta actitud dogmática y monológica que hace que muchos colegas, cuando aparecen sus nombres impresos en un texto, adquieran una condición imaginaria de "autoridad intelectual" o de "poseedor de la verdad" sobre un tema o problema tratado. Por el contrario, las publicaciones académicas pretenden abrir un debate y no cerrarlo. Asimismo, los artículos leídos nos hacen tomar conciencia de que existen en otros campos o especialidades un conjunto de profesionales que enfrentan problemas similares y probablemente intentan respuestas parecidas. Más aún cuando, por razones muy complejas y estructurales, gran parte de nuestro trabajo de investigación se limita a establecer estados de la cuestión o conjeturar posibles interpretaciones o aplicaciones de insumos cognoscitivos foráneos.

Dentro de una comunidad científica y académica, las tesis y monografias, los informes y artículos científicos son textos con una clara intención comunicativa:propiciar una conversación, iniciar un debate o abrir una discusión. esto debe quedar meridianamente claro tanto para los autores como para los lectores. Ambos, emisores y receptores del mensaje, pueden lograr a través de los medios escritos un contacto intersubjetivo indispensable para la validación y la legitimación de sus investigaciones. el desarrollo de las propuestas por escrito, en un artículo científico por ejemplo, propicia la construcción de una comunidad científica y el establecimiento de un consenso académico.

Sólo en el seno de una actividad colectiva podemos percibir las ventajas y posibilidades de nuestros métodos de investigación, pero también - y tal vez en un sentido más valioso-, comprendemos las limitaciones de los mismos. Es decir, en el contacto con otras subjetividades nos formulamos interrogantes que nos impulsan constantemente a nuevas y mejores propuestas. Aunque se debe precisar que en el terreno dela escritura, es decir, en la práctica de redacción de nuestras ideas o resultados, nuestros métodos de investigación y conocimiento muchas veces resultan poco útiles.




(*)este artículo fue publicado en el Boletín 44, Consejo Superior de Investigaciones, UNMSM-Enero-Febrero 2002.

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